Un año más, concluyen los esfuerzos dedicados a la protección y salvamento de estas rapaces en los campos de cereal de la campiña extremeña.
Este 2024 se ha caracterizado por abundantes precipitaciones antes y durante la campaña, con lluvias en enero, febrero y marzo, y temperaturas suaves que favorecieron el crecimiento del cereal. Estas condiciones, junto con la abundancia de presas, permitieron que las colonias se establecieran rápidamente, iniciando la cría a finales de abril.
Las primeras cosechas en parcelas con aguiluchos comenzaron a finales de mayo. Afortunadamente, los agricultores de estas áreas conocen bien la importancia de proteger los nidos, lo que permitió que los pocos nidos encontrados en ese periodo fueran trasladados con éxito al hospital de fauna. Sin embargo, el grueso de las cosechas se inició en junio, un momento crítico para la supervivencia de los nidos.
Este año ha sido peculiar. La primera semana de cosecha vio el mayor número de nidos cosechados simultáneamente, pero las lluvias y la humedad obligaron a detener la colecta del cereal. Esta pausa favoreció indirectamente a los aguiluchos, permitiendo que más de la mitad de los nidos (55,06%) lograran volar antes de la cosecha. El restante 45% tuvo destinos variados: algunos volaron en campo bajo protección (ya fuera en rodales o en cercados), otros fueron depredados, no respetados durante la cosecha, abandonados, o trasladados al hospital de AMUS para completar su desarrollo.
En resumen, este 2024 se destaca como el mejor año en cuanto a productividad, tasa de vuelo y número de pollos volados, aunque no así en el total de nidos controlados.