El águila culebrera (Circaetus gallicus) es una rapaz de gran tamaño, que puede alcanzar los 70 cm de longitud y rozar los 1,90 m de envergadura. Es un ave de una belleza extraordinaria: su plumaje policromático combina un dorso pardo con unas partes inferiores blancas surcadas por barras oscuras. Llaman especialmente la atención sus intensos ojos de iris amarillo y sus alas, largas y muy anchas, que le han valido el apodo de “águila mariposa”. Su cabeza, grande en proporción al cuerpo, es otro de sus rasgos más característicos.
Estas rapaces son migratorias: pasan el invierno en el Sahel africano y regresan a la península ibérica en primavera para reproducirse.
Este ejemplar ingresó en nuestro centro la semana pasada tras colisionar con un tendido eléctrico. Afortunadamente, no sufrió una descarga, y se recupera ahora de los traumatismos en el hospital de AMUS.
Su alimentación en cautividad supone todo un reto, ya que se alimenta casi exclusivamente de ofidios (serpientes), y rara vez acepta otro tipo de presa. En este caso, el ejemplar llevaba varios días sin comer. Hoy, sin embargo, ha recibido una serpiente que encontramos atropellada en una carretera y no ha dudado en devorarla. Por desgracia, nuestras carreteras están llenas de fauna atropellada; aunque en esta ocasión, al menos, esa serpiente ha servido para que esta culebrera recupere fuerzas y energía para seguir adelante.

